En este artículo pretendemos compartir con vosotros los quesos con menos lactosa y más digestivos. Para ello hemos recurrido a la web de la Asociación de intolerantes a la lactosa de España (ADILAC), para elaborar este artículo.
Estos son los factores generales a tener en cuenta a la hora de elegir un queso, para el intolerante a la lactosa:
- Los quesos más grasos tendrán menos lactosa.
- Cuanto más maduro sea el queso, menor será la cantidad de lactosa, llegando incluso prácticamente a desaparecer.
- Consecuentemente, un queso con menos azúcares en su contenido nutricional, tendrá menos lactosa.
- Los quesos elaborados con leche de cabra suelen ser más digestivos.
- Los quesos frescos que incorporan fermentos lácticos también son de más fácil digestión.
- El queso nos sentará mejor si lo acompañamos de otros alimentos, y en pequeñas dosis.
Fuente lactosa.org 01/03/2018
Gruyère
Uno de los quesos más famosos de Suiza. Es un queso duro de leche de vaca y se elabora bajo las variedades de suave, curado, semicurado y reserva.
Durante su elaboración la lactosa se metaboliza por completo en ácido láctico por las bacterias lácticas, por lo que no contiene lactosa. Normalmente se indica incluso en la etiqueta, marcando 0 g de lactosa en su información nutricional.
Cheddar
El Cheddar es probablemente el queso británico más popular del mundo.
Es un queso de pasta dura elaborado con leche de vaca mediante el proceso particular del cheddaring, que le da su textura y sabor tan particular. El queso cheddar tiene una maduración que puede ir de varios meses hasta incluso años. El contenido final de lactosa es insignificante o nulo.
Mozzarella
Es un queso muy fresco, pero las características propias de la auténtica leche de búfala y de su elaboración tradicional, hacen que el contenido en lactosa sea mínimo.
La auténtica Mozzarella di Bufala, es de fácil digestión y tiene poca lactosa; es raro comerla sola, por eso sé tolera mucho mejor.
Idiazábal
Se produce en zonas de pastoreo del País Vasco y Navarra con leche cruda de oveja de las razas Latxa y Carranzana, y es un queso duro, graso y de sabor y aromas intensos.
El queso Idiazábal, con una maduración de unos 4 meses, aunque los hay de hasta un año. Por todas estas características es un queso con muy poca o nula lactosa, muy fácil de digerir.
Parmigiano-Reggiano
El queso parmigiano reggiano es un queso grande de forma cilíndrica y con corteza dura de color amarillo, no comestible en la que están grabados los sellos de la D.O. y la numeración que identifica al productor y la fecha de elaboración
Se trata de un queso curado muy duro, granulado y de sabor intenso, perfecto para rallar muy fino. Es el resultado de un proceso de larga y lenta maduración, y gracias a ello la cantidad de lactosa final es inferior a 1 mg por 100 g de queso.

Tête de Moine
Este queso suizo es cada vez más conocido por su peculiar nombre y la forma de cortarlo y presentarlo. Literalmente significa “cabeza de monje” y se presenta en finas rosetas.
Es un queso semiduro cilíndrico elaborado con leche cruda de vaca alpina, curado durante como mínimo dos meses y medio. En el proceso casi toda la lactosa se separa con el suero, y la cantidad que permanece en el queso se descompone prácticamente por completo durante la maduración.
Camembert
Es un queso francés muy graso (45%-50%) y tiene una maduración de un mínimo de dos meses, por eso puede ser bien tolerado por los intolerantes a la lactosa. Lo normal es degustarlo en porciones pequeñas acompañado de otros alimentos, y eso ayuda a que no presente muchas molestias en la digestión.
Queso manchego
Un buen queso manchego es una delicia, sobre todo si presenta un alto grado de maduración. Y cuanto más maduro, más adecuado será para los intolerantes a la lactosa.
Se elabora con leche de oveja de la raza manchega y tiene una maduración mínima de 30 días y máxima de unos dos años. Se recomienda elegir los más maduros, más digestivos y también más exquisitos.
Comté
Recuerda al Gruyère, pues también está elaborado con leche de vaca alpina y comparte características organolépticas similares.
El Comté es un queso duro y graso, muy madurado. Su curación varía desde el mínimo de cuatro meses hasta más de un año en los muy añejos. Intenso, aromático y digestivo, es otro queso muy a tener en cuenta para los que sufran digestiones problemáticas por culpa de la lactosa.
Quesos de cabra
Finalmente mencionamos los quesos de cabra, como el queso Payoyo, por ser la leche de este animal mucho más digestiva. Los quesos elaborados al 100% con ella suelen ser bien tolerados, siempre que sean quesos de buena calidad. También hay quesos frescos de cabra y variedades cremosas de rulo -el típico de las ensaladas o los canapés- que pueden tolerarse bien.
Conclusión
Si eres intolerante a la lactosa y más quesero que los ratones puedes apostar con tranquilidad por quesos curados y añejos para disfrutarlos sin miedo.