Cava y Queso

El cava y el queso

El maridaje consiste en combinar dos productos, principalmente uno sólido y otro líquido, con el objetivo de buscar el equilibrio entre sabores y texturas de ambos. Así pues, podríamos hacer un maridaje por afinidad entre aromas y sabores, un maridaje por contraste de sabores y texturas o bien un maridaje por sinergias entre aromas y sabores. 

En el caso del maridaje de quesos lo que buscamos realmente es el equilibrio entre la intensidad aromática del cava y la persistencia del queso. La regla de oro para los amantes del queso es que persista el sabor del queso, y el cava sirva para limpiar la grasa del paladar.

El cava es ideal para el maridaje de quesos y la explicación es muy sencilla. En primer lugar el cava es muy rico en acidez y cuenta con un componente carbónico que no tienen el resto de vinos. Este componente nos aporta aún más sensación de acidez y gracias a esto desengrasa mucho más la boca. Y en segundo lugar, los cavas acostumbran a estar elaborados con la combinación de diferentes variedades de uvas, y siempre tendrán una buena combinación con todo tipo de quesos.

El cava, en general, se acompaña mejor de queso suave, de pasta blanda y corteza enmohecida cuyo sabor y propiedades potencia el cava.

Las similitudes entre el queso y el cava son varias: el uso de las levaduras, el tiempo de crianza, la acidez, el afinamiento… Todo ello hace que el cava tenga la virtud de redondear y aumentar en boca la sensación refrescante, potenciando el efecto agradable del queso y del propio cava.

El queso de oveja, más graso, se acompaña perfectamente con cava, gracias a su efecto efervescente y desengrasante. El cava rosado es otra buena opción a tener en cuenta con el queso de oveja.

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